domingo, 1 de enero de 2012

San Silvestre de Pontevedra 2011




Hoy el despertador sonó a las 05:00h de la madrugada y como cabría de esperar podría ser para participar en una carrera, pero no es del todo correcto, la cosa es que como cada Navidad vengo a pasar unos días a Galicia con la familia, llegar aquí supone un recorrido en coche de    6 h. un pequeño palizón para las que como yo no nos gusta nada conducir.

Antes de...
El reto de este día era llegar a tiempo para poder participar en la singular carrera de San Silvestre, ya toda una tradición en todos los rincones de España y en la que yo podía participar es en la de Pontevedra. Llegamos a tiempo a Bueu, que es un pueblo muy bonito donde esta toda la gente a la que vengo a ver. Por un error de cálculo pensamos que la carrera empezaba a las 17:30h así que quedamos con la hermana de Ana a las 16:45h para que nos diese los dorsales. Al llegar al parking nos dimos de golpe con los nervios de todos los participantes que estaban con los últimos preparativos para irse a colocar en la salida, ya que la carrera empezaba media hora antes de lo que pensamos; estos momentos fueron algo estresantes, pero llegamos a tiempo para poder colaborar en el “reto 100” de nuestro querido amigo José, aportando 8 km a una buena causa.
Por un gran Reto

Muchos disfraces peculiares, gentes de todas las edades, perros ataviados con gorros y trajes de papa Noel,  etcétera.

Pistoletazo de salida; al batirse récord de participación, 2500 personas, y discurrir por el casco antiguo de Pontevedra las calles resultaban estrechas para tanta gente, no pudimos empezar a correr hasta el km 2, donde en realidad hicimos un cambio de ritmo hasta el final de la carrera, ya que el recorrido es de tan solo 4 km.

Al final conseguimos correr
Es muy divertido participar en esta carrera, y sobre todo olvidarse de que venimos a correr, más bien a dar un paseo rápido como mucha gente y a disfrutar de las horas previas al cambio de año.

Gracias a Pedro por esas fotos que nos hizo, y a Marta por animarnos y hacernos de ropero ambulante.

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