sábado, 26 de marzo de 2011

Tirada de preparación al maratón de Edimburgo.



Bajo la dama del Manzanares






Tirada larga de 25 km en buena compañía.
Hoy tocaba como todos los sábados tirada larga, pero con un cambio ya que al entrenamiento de hoy también asistieron dos compañeros Zapacalcetosos con los que corro en algunas carreras; siempre son más gratos los entrenamientos si vas acompañada de gente maja, con la que poder charlar mientras las fuerzas lo permitan.
No recordaba la sensación de dolor, cuando empiezas a consumir la energía  directamente de las piernas, al ir aumentado kilometraje.
 Unos buenos compañeros












Pero todo este sufrimiento de hoy se vio recompensado, cuando apenas una hora después de terminar el entrenamiento estaba dentro de las distintas piscinas de un Spa, relajándome con sus chorros de agua.

domingo, 20 de marzo de 2011

XXXII Carrera del agua

Llevo algunas semanas sin participar en ninguna carrera popular,  mi tiempo de entrenamiento se lo lleva la preparación de la maratón. De esta carrera me hablaron muy bien José y Manuel, los dos fundadores del grupo zapatillas y calcetines de Facebook, me convencieron y me apunté.
Esta mañana amaneció inmerso en uno de los mejores fines de semana del año, climatológicamente hablando.
Cogimos el tren haciendo el mismo recorrido que todos los días para ir al trabajo, esto me hace preguntarme ¿por qué hago estas cosas los fines de semana?, la respuesta es bien sencilla; me aporta tanta satisfacción personal que me ayuda a evadirme de los quebraderos de cabeza de mi vida laboral.
Antes de...
Las primeras caras conocidas llegan a la misma hora que nosotras al punto de encuentro. Saludos y búsquedas de rayos solares que, por muy buen fin de semana que haga, a las ocho de la mañana hace fresquete y el sol reconforta, así es que al final la ubicación del grupo fue en uno de los pocos sitios donde daba el sol y a su vez servimos de punto de baliza a los demás corredores, en el  mini circuito de calentamiento. 
Recuerdo Arroyo, todo un referente personal.
Antes de salir Esther me pregunto qué tiempo tenía pensado hacer y le dije que no tenía intenciones de apretar mucho, de relax, ya que venía de hacer una tirada larga el día anterior; pero fue dar el pistoletazo de salida y me lancé dejándome llevar exclusivamente por la sensaciones, solo quería disfrutar de la carrera y no sufrir. Había cuestas interesantes en la primera parte de la carrera que me tomé con tranquilidad.  En el falso llano que va del Bernabéu a Plaza de Castilla me fijé un punto en el horizonte; el reflejo que produce el cuadro superior de la torre de Plaza de Castilla, la que pertenece a una entidad bancaria Madrileña. Con mi mente en ese punto, me obligaba a llevar la posición correcta del corredor, perdida en ese punto me olvide de cualquier sufrimiento, solo piensas en que cada vez está más cerca, tenía la sensación que volaba, totalmente fuera de los dolores que te lastra al cuerpo para decir que existe. Al tomar la curva que me lleva hacia el comienzo de Bravo Murillo caigo de sopetón de mi clímax mental y la realidad me devuelve a la visión de una pequeña pendiente que no se había dibujado en mi mente antes de la carrera; me resultó algo dura, pero solo por el ansia de dejarme caer en los últimos 4 km de bajada que tiene esta carrera.
 En la entrada del recinto del Canal me lancé muy fuerte, me di cuenta que todavía quedaban unos 800 m. y me frené un poco, pero cuando al dar la última curva y ver la línea de meta que el contador pasaba al minuto 52’ apreté los dientes para poder pasar en ese minuto, que fue 52’45’’ brutos, mi neto  51’49’’, nueva marca personal y eso que me la he tomado con tranquilidad  disfrutándola a tope.
Esperé en la meta a que entrara Ana y Esther para grabar el vídeo de su entrada, aunque como siempre el móvil me la juega y se apaga justo cuando las vi venir y solo pude grabar 7’’ de la entrada en meta de Ana.
Poca cosa en la bolsa del corredor; agua en bolsas, del canal de todos los madrileños (hasta que Doña Esperanza lo venda a uno de sus amigos y los madrileños dejemos de quedarnos sin algo más para que alguna empresa especule y se beneficie), una lata de limón y menos mal que nos dieron una medalla conmemorativa del evento, que eso suavizó la escasa o inexistente bolsa del corredor.