Hoy, y gracias a mis vacaciones, cambié mi día y hora de entrenamiento.
A eso de las 10 de la mañana me armé de valor y salí a la calle para enfrentarme a este repentino frio.
Bueno, el caso es que los primeros metros uno tiene unas ganas de volver a su casa y taparse con una manta, ya que no os lo podéis ni imaginar. Superada esta dura prueba empecé a correr, controlé mucho la posición de mi espalda para evitar los dolores de cadera que estoy teniendo últimamente. Me puse las zapatillas Nike para variar un poco, a ver si tenían algo que ver en el tema de mi maltrecha cadera. Aunque es un cúmulo de cosas mucho más amplio, donde intervienen tobillo, rodilla y, por ultimo, cadera. Si salgo de un esguince de tobillo, al cambiar la forma de andar, me afectó un poco la rodilla, y luego la cadera... bueno, voy a dejar este tema que es un aburrimiento.
Como iba diciendo, después de enfrentarme al frio, fui entrando en calor y el ritmo se fue haciendo constante, todos los males desaparecieron, fui bien, volví a los 58’ por 10Km., algo que, desde antes de la lesión, para mi era el ritmo normal y espero que así sea para poder bajar tiempos en próximas carreras.
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