Unos pradolonguero. |
Después del paso atrás que hoy nos ha dado el tiempo
hacia el pleno invierno para recordarnos que sigue estando ahí, para que no nos
confiemos en tener temperaturas más agradables, hoy he participado en la media maratón
de La Latina; una media durilla, para mi durísima, y es que decididamente me
sobrepasan las cuestas. No sé si es un estancamiento de forma o que no me queda
más progresión que dar al tema. Sé que he empezado tarde en esto de correr y la
progresión la tenemos hasta unos años y yo ya me he pasado un pelín de esa edad,
el caso es que en la dos últimas medias he visto como Ana siempre va muy por
delante de mí en la cuesta y yo me esfuerzo por seguirla, pero decididamente ella
está en progresión y le encantan las cuestas y yo… las odio.
La carrera ha estado muy bien organizada, con un
recorrido entretenido y bonito en algunos sitios de la casa de campo. Unos 3.000
participantes y aunque hacia una mañana muy fría, el poder refugiarnos antes de
la salida en el centro comercial de Aluche la cosa se hizo más llevadera.
Durante... |
Pistoletazo de salida; me dejo llevar por el ritmo de
Ana, ya que ella siempre empieza más lenta y va en progresión. Yo suelo empezar
más rápido y luego me voy adaptando. Salvo alguna cuesta interesante en el km
7, hasta el 13 casi todo eran llanos o bajada, a partir del 13 es cuando
empieza el rock and roll, las cuestas no son muy pronunciadas pero si son
largas, yo a mi ritmo todo el camino, hubo un punto en la casa de campo que
desconecté del cuerpo y solo iba escuchando la música. Me encantan estos
momentos donde por unos instantes los corredores desconectamos y nos dejamos
llevar, no sentimos ni frío ni calor, ni dolor, ni cansancio, ni
preocupaciones, nada, la pura nada, es genial. A Ana le debió pasar lo mismo porque
de pronto escuché un “ay” y cuando reaccioné a lo que estaba pasando ya estaba despanzurrada
en el suelo. Le ayudé a levantarse, comprobó que no había sido nada serio,
salvo un raspón en la rodilla, los compañeros de carreras solidarios siempre preocupándose
de cómo está, si pasa algo… Poco a poco volvimos al ritmo que llevábamos y
salvo el susto inicial poco más, porque a no más de un km ya me llevaba con la
lengua fuera subiendo la cuesta y es que la que vale, vale.
Despues de... |
El rato más aburrido de esta media es la vuelta por la
calle Valmojado, son casi 2 km de un falso llano y resulta tedioso. Por fin el
campo de futbol; entré apretando los dientes siguiendo el ritmo que llevaba mi
liebre para poder pillarla, porque creía que era los metros finales y el momento de
echar el resto antes de meta, pero con las pulsaciones a tope me di cuenta que
entrando en el campo todavía me quedaban unos 350 metros. Bajonazo al canto y
sin fuerzas se me hicieron larguísimos, Ana feliz buscando mi mano para la entrada típica en
meta y ya podía buscar, que yo venía detrás resoplando como una vieja máquina
de vapor escacharrada. Bajó el ritmo para esperar y en ese instante vi pasar a
una chica X, vamos, ese corredor que no queremos que nos adelante ni en pintura
en cada carrera, la adrenalina hizo el resto, ósea adelantar a toda pastilla a
X, para agarrar la mano elevadora de Ana y entrar como siempre con una de
nuestras entradas de foto.