XII Media maraton de Getafe

Con el frío de una mañana de invierno pura y dura amaneció en Madrid, que aunque el pronóstico era de nieve al final el tiempo fue clemente con los participantes de la XII media maratón de Getafe.

Ana y yo nos encontramos con Manuel y José en el punto de  encuentro a las 9:15 de la mañana, quedamos con tiempo de sobra para recoger el dorsal. Me fui encontrado con pradolongueros y conocidos de otras carreras, a los que preguntar cuál es su objetivo para esta u otra carrera y es que en este mundillo nos movemos básicamente por ir superando nuestros tiempos respecto a la anterior carrera, o terminar si es la primera vez que nos enfrentamos a una distancia nueva. Este es el caso de Ana y Manuel, en los que me centraré algo más en esta crónica.

Antes de

Aunque llegamos con tiempo de sobra, el tiempo se nos pasó volando y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en la cola del guardarropa a 7’ del pistoletazo de salida. Como pudimos nos colocamos en el lateral de la salida, ya que nos fue imposible ir más hacia atrás. Dejamos pasar a bastante gente para no entorpecer a los que salen más fuertes que nosotros y me tocó frenar a mis compañeros del día, que salían embalados, porque hice valer el pelín de experiencia en esta distancia para frenarnos en los primeros kms. de emoción contagiosa que solemos tener todos los corredores en esos primeros instantes.

Los primeros 10 km fueron trascurriendo entre conversaciones de lo más variadas haciendo que pasaran volando. Tiré algo más deprisa con Manuel para intentar que se contagiase del ritmo y así poder cumplir con el tiempo para el que está preparado. Cuando vi que la distancia entre nosotros y los otros dos compañeros de carrera era respetable le fui dejando solo para que continuase con ese ritmito de 5’30’’, fui frenando para que me alcanzaran Ana y José.

Las conversaciones se fueron apagando según aumentaba la distancia y cada uno se absortaba en sus pensamientos, que desde mi punto de vista es muy interesante para estar en contacto con uno mismo.

Mientras, Gracia al fotógrafo del momento

En el km 17 José y yo nos emocionamos y fuimos al ritmo para el que estamos preparados en este momento, nos dimos cuenta que íbamos fuertes para Ana y rectificamos el ritmo para poder tirar en los últimos kms de ella.

La sorpresa fue cuando Ana en el km 19 empezó a tirar más fuerte adelantándonos y marcando el ritmo. Fueron algo más de 500 m. ya que como se había comedido mucho tenía fuerzas para poder hacer algo así, aunque se dio cuenta que tenía que frenar un poco el ritmo. Una vez dentro del estadio los compañeros pradolongueros iban surgiendo y dando ánimos haciendo que me inundara un torrente de energía para explotar en un sprint final, claro que mis gritos de ánimo no pudieron con el sobre esfuerzo al que expuse a Ana y la pobre no pudo seguirme, no me importó ya que me llegó con ver que estaba poniendo toda la carne en el asador para darme cuenta que necesitaba que  tirase de ella eso 10 m finales. Le agarré de la mano para ayudarla a terminar, José también le cogió de la mano y, con los brazos alzados disfrutando como enanos, entramos en meta en 2h. 1’.

Cuando vi a Manuel una vez pasada la meta pensé que nos había esperado, pero dice que se sorprendió al ver que en los últimos metros veníamos como un torbellino adelantando a todo el mundo. La verdad es que hubiese sido mejor que se quedase con nosotros  ya que tuvo unas molestias en los pies que le frenaron, seguro que la hubiese llevado aún mejor.