Después de
mucho tiempo sin hacer crónica de carrera, hoy se dan las circunstancias adecuadas
para volver a retomar esta costumbre. Me he decidido por varios motivos, el
principal es que el único seguidor que tengo me pidió el otro día que volviese
a escribir crónicas, por eso esta crónica se la dedico a Pepe, que es muy majete
aunque sea del Madrid
;-) es broma.
Hoy se
celebraba la XXXII Carrera popular
Villa de Aranjuez. Animada por algunas chicas del club AguaVerde de triatlón
al cual pertenezco, me vi participando en esta carrera. Esta ha sido mi tercera
ocasión y tengo que decir que la organización ha mejorado muchísimo desde la
primera en la que participé, en 2009. Salida muy controlada por cajones y lo
mejor es lo de hacer una salida para cada cajón, gran idea para evitar las
aglomeraciones y embudos por tantos participantes.
Salimos de casa a las 10:00h para poder llegar con margen al
punto de encuentro con la gente de AguaVerde, ya que @Nacho10 se ofreció a ir a
recoger todos los dorsales del club. Esto es un detallazo por su parte y de
agradecer, porque desde hace unos años se tienen que recoger un día antes y habría
que desplazarse desde Madrid a Aranjuez
y la verdad es que es un rollo tener que ir hasta Aranjuez con su vuelta para
tener que recoger el dorsal; llegamos a la hora acordada, saludos, recogida de dorsal y poco más, que
ahora tocaba dejar la ropa en el ropero y buscar un baño, algo tan necesario
para todo corredor, que los nervios son muy traicioneros.
Foto de grupo, con algunos del club. |
Recuperando fuerzas |
Llega la hora de la salida, suena la canción de "Eye of the Tiger by
Survivor", todo un clásico para empezar a
disputar una carrera y empezamos a correr. Es una carrera con un perfil muy
llano lo que hace que sea muy rápida, los kilómetros van cayendo, el sol decide
salir y como antes estaba desaparecido la ropa que llevas es excesiva para
estos momentos, aunque mientras se esperaba era más bien escasa, tocó ir
quitando piezas, porque parecemos transformers,
vamos con piezas de ropa que se pueden
ir desmontando, más algún cachivache, en mi caso me quité la braga del cuello y
una camiseta de manga corta que llevaba encima. Fui a un buen ritmo toda la
carrera y más teniendo en cuenta que últimamente y con la llegada
del frío me está costando mucho encontrar las ganas de salir a correr. Por fin,
casi en la recta final apareció la única cuesta de toda la carrera y Ana, que
tiene tendencia hacer las cuestas a buen ritmo, hizo que yo la hiciese más rápido
de lo que me gustaría, desfondé un poco y al girar para hacer el último
kilómetro ella vio que yo iba un poco forzada con la respiración y me dijo que
no apretase, para evitar uno de mis percances al entrar en meta, porque me
emociono y al parar me puede dar un jamacuco, con lo cual escuché su sabio
consejo y moderé un poquito, pero poco, que estaba viendo la meta y el cronómetro;
como habíamos salido 6’10’’ más tarde que los primeros, el tiempo real desde el
inicio se acercaba peligrosamente a la hora y eso te fuerza a apretar, paranoias
de corredores.
Y este personaje nos quito la poca fuerza recuperada. |
Por fin entramos en meta, muy buenas sensaciones, con un
tiempo de 53’49’’ muy bien para lo poco entrenadas que íbamos Ana y yo. Nos
fuimos a cambiar, que hacía mucho frío y en la cola del guardarropa nos
encontramos con la Tía Concha, una gran mujer del Club AguaVerde. Estaba pletórica
y encantada con la carrera que había hecho, es muy raro ver a un corredor
popular enfadado después de una carrera,
que vamos todos drogados de nuestras propia endorfina, y es que el deporte
engancha porque nos da felicidad.
Habíamos quedado con la gente del club para sacar una foto
de grupo, ya que fuimos bastantes. Luego nos fuimos a comer Ana, Concha,
Sophie, Sonia y yo al Nassica, que nos pillaba de camino a Madrid, muy
contentas todas compartiendo momentos y sensaciones de la carrera y buscando
proyectos deportivos nuevos, de cara al nuevo año que empieza.